Una vez recuperada la democracia, la tarea de reconstruir culturalmente al país se transformó en un objetivo primordial para asegurar y posteriormente consolidar la imagen de independencia y libertad desgastada en los años de dictadura. Para dichos efectos los distintos personeros del gobierno adecuaron dentro de los tres programas de gobierno -tanto en el de Patricio Aylwin Azócar, Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Ricardo Lagos Escobar- ciertos modelos a la cultura, en el período que conforma el campo de estudio de esta investigación (1990 – 2002).
Los gobiernos de la Concertación de Partidos por la Democracia impulsaron importantes propuestas para generar las condiciones de una institucionalidad cultural; para la concreción de dicho deseo, se emprendieron dos comisiones: la de 1991 coordinada por Manuel Antonio Garretón y la de 1996 coordinada por Milan Ivelic. Esta última presentó un documento que evidenciaba en forma rotunda la crisis histórica del sistema en el informe titulado: “Chile está en deuda con la cultura”. Los esfuerzos de estas comisiones, acompañados de la voluntad de la mayoría de los sectores políticos del país, resolvió que a mediados del año 2002 se aprobara en el Senado la esperada Ley sobre institucionalidad cultural, proyecto estrella del gobierno de Ricardo Lagos en materia cultural, y que se gestionara en forma definitiva en Junio del 2003.
Los centros de cultivo de las artes visuales han trabajado de manera lenta y disgregada, adecuando poco a poco los fragmentados espacios culturales a una cierta unicidad que recién en el año 2002 se comienza ha materializar gracias al área de Artes Visuales de la División de Cultura del Ministerio de Educación.
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